Vivo en el Reino Unido. Una compañera de trabajo se enteró de esto por su
novio. El trabaja con alguien que le contó que la amiga de su hermana se
subió al metro para ir a su casa hace algunas semanas. Cuando entró notó
que había cinco filas de asientos vacíos, excepto por la última fila, que tenia
a tres personas. Como le dio un poco de miedo, se sentó en el lado opuesto
a estas personas, a varias filas de distancia. Se acomodó y dirigió su mirada
a la mujer que venia con los hombres, que la veía fijamente.
Sacó su libro y comenzó a leerlo, pero cada vez que volteaba a la mujer ésta
parecía seguiría viendo. El metro se detuvo en la siguiente estación y se
subió un hombre: observó detenidamente el interior del metro, la vio a ella y
a las personas en el lado opuesto y se fue a sentar con ella. En tanto el
metro partía a la siguiente estación, el hombre se inclinó hacia ella y le
susunó en el oído, asi sabes lo que es bueno, te bajarás en la siguiente
estación conmigo». Ella estaba helada, pero supuso que lo mejor sería
hacerle caso, pues en la siguiente estación habría bastante gente.
Llegaron a la estación y ella se bajó con el hombre, quien empezó a decirle,
agracias a Dios. Lo siento, no quise asustarte, pero tenia que sacarte de ahi.
Soy doctor, y la mujer sentada en los últimos asientos estaba muerta y los
dos hombres a su lado la habían arreglado». De acuerdo al tipo que contó la
historia, la chica y el doctor llamaron a la policía, quienes detuvieron el
metro en la siguiente estación.
novio. El trabaja con alguien que le contó que la amiga de su hermana se
subió al metro para ir a su casa hace algunas semanas. Cuando entró notó
que había cinco filas de asientos vacíos, excepto por la última fila, que tenia
a tres personas. Como le dio un poco de miedo, se sentó en el lado opuesto
a estas personas, a varias filas de distancia. Se acomodó y dirigió su mirada
a la mujer que venia con los hombres, que la veía fijamente.
Sacó su libro y comenzó a leerlo, pero cada vez que volteaba a la mujer ésta
parecía seguiría viendo. El metro se detuvo en la siguiente estación y se
subió un hombre: observó detenidamente el interior del metro, la vio a ella y
a las personas en el lado opuesto y se fue a sentar con ella. En tanto el
metro partía a la siguiente estación, el hombre se inclinó hacia ella y le
susunó en el oído, asi sabes lo que es bueno, te bajarás en la siguiente
estación conmigo». Ella estaba helada, pero supuso que lo mejor sería
hacerle caso, pues en la siguiente estación habría bastante gente.
Llegaron a la estación y ella se bajó con el hombre, quien empezó a decirle,
agracias a Dios. Lo siento, no quise asustarte, pero tenia que sacarte de ahi.
Soy doctor, y la mujer sentada en los últimos asientos estaba muerta y los
dos hombres a su lado la habían arreglado». De acuerdo al tipo que contó la
historia, la chica y el doctor llamaron a la policía, quienes detuvieron el
metro en la siguiente estación.
0 comentarios:
Publicar un comentario