Estábamos todos tomando unas cervezas en un bar de mi ciudad,
estábamos entre risas y tomando lo normal, cuando apareció un flaco
moreno, con vestimenta gótica, de unos 21 años, como nosotros.
Pablo, uno de mis amigos que allí se encontraban, lo saludó, puesto
que eran amigos. Se sentó con nosotros y hablamos durante unas horas.
Al cabo de unas, más o menos, 3 horas, el tema de conversación
pasó a ser historias de miedo, como que ya había anochecido y nos
encontrábamos ahora en un descampado. Nos contábamos historias
terroríficas y acabamos realmente asustados. Entonces Gerónimo, el
pibe gótico, dijo que conocía una forma de ver al Diablo. Lo
escuchamos, la verdad, con la misma atención de cuando te cuentan un
chiste. El procedimiento que hay que seguir es el siguiente:
(Textualmente)"En Nochebuena, justamente a las 12 de la noche, el
Diablo hace la inspección en la Tierra, la única en el año, así
que si queremos verlo tiene que ser ese mismo día a esa misma hora.
Vete al baño, puesto que es el lugar más propicio para realizar el
evento, y cerra la puerta. Encendé 12 velas, al poder ser negras, y
cuando quede poco para que sean las 12, cerras los ojos y te paras
frente al espejo. Manténlos cerrados hasta que quede solo una
campanada de las doce que debe sonar. En ese segundo verás al Diablo
en el espejo" Todos nos lo tomamos en joda, pero David, otro amigo,
dijo que lo haría sin problema, estábamos a 20 de Diciembre, así
que en cuatro días lo haría, solo pedía que hubiese un testigo, y
que sería en su casa. Ese testigo fui yo. 24 de Diciembre, las
23:55. Todo estaba preparado y nadie nos molestaría. Entró David
solo, yo tengo mucho miedo a esas cosas. Se cerró la puerta y esperé
sentado afuera. Las campanadas sonaron, y yo estaba al acecho de que
alguien estuviese espiando para darme un susto, pero no pasó nada.
Suspiré, aliviado, llamé a David. No contestó. Atemorizado, abrí
la puerta de un golpe, y lo encontré en el suelo, agarrándose el
corazón. Y en el aire se olía el inconfundible rastro del azufre.
Llamé a la ambulancia y se lo llevaron al hospital. Le
diagnosticaron un infarto al corazón a causa de un sobresalto, una
crisis nerviosa. Yo no pude dormir durante meses, hasta que fui
tratado por un psicólogo. Cuando por fin David se recuperó, me dijo
a mí sus primeras palabras: "Lo vi... Tengo mucho miedo" Ahora
ya conseguí dormir, pero David no es ya el mismo. Recuperó algo de
su vitalidad, pero aún se le nota muy apagado, triste. Dicen que es
porque el infarto lo deja a uno mal. No fue eso: fue lo que vio en el
espejo. Y estará así hasta que se muera.
Fin...
¿Ustedes lo harían?
estábamos entre risas y tomando lo normal, cuando apareció un flaco
moreno, con vestimenta gótica, de unos 21 años, como nosotros.
Pablo, uno de mis amigos que allí se encontraban, lo saludó, puesto
que eran amigos. Se sentó con nosotros y hablamos durante unas horas.
Al cabo de unas, más o menos, 3 horas, el tema de conversación
pasó a ser historias de miedo, como que ya había anochecido y nos
encontrábamos ahora en un descampado. Nos contábamos historias
terroríficas y acabamos realmente asustados. Entonces Gerónimo, el
pibe gótico, dijo que conocía una forma de ver al Diablo. Lo
escuchamos, la verdad, con la misma atención de cuando te cuentan un
chiste. El procedimiento que hay que seguir es el siguiente:
(Textualmente)"En Nochebuena, justamente a las 12 de la noche, el
Diablo hace la inspección en la Tierra, la única en el año, así
que si queremos verlo tiene que ser ese mismo día a esa misma hora.
Vete al baño, puesto que es el lugar más propicio para realizar el
evento, y cerra la puerta. Encendé 12 velas, al poder ser negras, y
cuando quede poco para que sean las 12, cerras los ojos y te paras
frente al espejo. Manténlos cerrados hasta que quede solo una
campanada de las doce que debe sonar. En ese segundo verás al Diablo
en el espejo" Todos nos lo tomamos en joda, pero David, otro amigo,
dijo que lo haría sin problema, estábamos a 20 de Diciembre, así
que en cuatro días lo haría, solo pedía que hubiese un testigo, y
que sería en su casa. Ese testigo fui yo. 24 de Diciembre, las
23:55. Todo estaba preparado y nadie nos molestaría. Entró David
solo, yo tengo mucho miedo a esas cosas. Se cerró la puerta y esperé
sentado afuera. Las campanadas sonaron, y yo estaba al acecho de que
alguien estuviese espiando para darme un susto, pero no pasó nada.
Suspiré, aliviado, llamé a David. No contestó. Atemorizado, abrí
la puerta de un golpe, y lo encontré en el suelo, agarrándose el
corazón. Y en el aire se olía el inconfundible rastro del azufre.
Llamé a la ambulancia y se lo llevaron al hospital. Le
diagnosticaron un infarto al corazón a causa de un sobresalto, una
crisis nerviosa. Yo no pude dormir durante meses, hasta que fui
tratado por un psicólogo. Cuando por fin David se recuperó, me dijo
a mí sus primeras palabras: "Lo vi... Tengo mucho miedo" Ahora
ya conseguí dormir, pero David no es ya el mismo. Recuperó algo de
su vitalidad, pero aún se le nota muy apagado, triste. Dicen que es
porque el infarto lo deja a uno mal. No fue eso: fue lo que vio en el
espejo. Y estará así hasta que se muera.
Fin...
¿Ustedes lo harían?
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